lunes, 29 de enero de 2018


A VUELAPLUMA
TOMÁS CASTAÑO
PINTOR REALISTA
Tomás Castaño, natural de Santander (1.953) aunque oriundo de Fermoselle (su padre, Tomás también, era hermano de nuestro vecino Bernardino Castaño) es un  personaje que traemos a la sección de “Vuelapluma”. 
A pesar de que no utiliza la pluma para hablar de Fermoselle, sí que lo hace, y muy bien, con sus pinceles. Tomás, pintor autodidacta, plasma con auténtico realismo las calles, las fachadas, los rincones  y el paisaje de los Arribes del Duero, con mano maestra, como corresponde a un artista de los pies a la cabeza.
Tomás, hombre extrovertido, es un amante de Fermoselle y un apasionado del embrujo de la villa. Visita con cierta frecuencia la tierra de sus antepasados y suele hacerlo acompañado por grupos de amigos a los que les trasmite el amor que él y su familia sienten por la villa zamorana. Se pasea en cuanto tiene ocasión por  el enrevesado laberinto fermosellano bebiendo de la belleza intrínseca de sus construcciones rurales para posteriormente trasladarla a sus lienzos.
De extensa trayectoria, ha expuesto en EE.UU., India, Japón, Alemania, Holanda, Francia, Argentina, Italia y, por supuesto y abundantemente, en múltiples lugares de España. 
Sus pinturas figuran en las colecciones del Hotel Central de Santander, Hotel Palacio del Mar de Santander, Ayuntamiento de Castro Urdiales, Ayuntamiento de Villanueva de Villaescusa, Sede Social de CC.OO. de Santander y otras colecciones privadas en España, Francia, Puerto Rico, EE.UU. y Costa Rica, teniendo obra en permanencia en galerías de varias ciudades de nuestro país.
En agosto de 2.003 expuso en la sala de usos múltiples del  PULIJÓN donde se conserva uno de sus cuadros donado por él.
Copio de uno de los críticos de arte que han valorado su obra la siguiente descripción:” De formación autodidacta, se ha forjado a sí mismo, a base de tesón y entusiasmo, decantándose por un estilo de pintura realista, que aborda plasmando composiciones construidas, bien dibujadas, preocupándose de la composición y el dibujo, controla la perspectiva y también las facultades que lo han llevado a alcanzar un estatus de paisajista caracterizado por su trabajo arquitectónico. 
Su obra se caracteriza por un realismo sereno y poético, que traduce el deleite del artista en la plasmación de calles, edificios y fachadas con solera. Sus cuadros atrapan la magia de la estética de lo antiguo, y transmiten toda la calidez y humanización de los ambientes no transformados por la vida actual.”
Ahí es nada. Que continúen los éxitos, Tomás, un buen amigo del Pulijón.
Las imágenes que aparecen en este post correspondientes a algunos de sus cuadros dedicados a Fermoselle están sacadas de su página web.

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