EUCARISTÍA, PROCESIÓN Y OFERTORIO
Devoción y religiosidad popular fluyen en los fermosellanos este día central del mes de agosto para celebrar la festividad de una de las dos vírgenes que adoran de manera especial, en este caso Nuestra Señora de la Ascensión, titular de la parroquia. A media mañana tuvo lugar el acto religioso principal consistente en la eucaristía oficiada por el párroco D. Isaac. 
El templo se encontraba lleno de fieles que siguieron con atención las diferentes partes del ritual y cantando junto al coro de mujeres que durante el año animan las misas dominicales. El primer banco lo ocuparon algunos concejales y el alcalde accidental.
D. Isaac destacó en su homilía los valores de la virgen María como mujer y como madre de Jesús. Indicó que es un buen modelo a imitar por su sencillez, amor a los demás y valentía. Finalizó la eucaristía con un cántico mariano que emocionó a buena parte de los fieles asistentes.
La procesión hacia la plaza mayor la conformó un numeroso grupo de vecinos que entonando canciones propias para la ocasión acompañaron a una imagen vestida de la Ascensión hasta el punto donde recibiría la adoración de los fermosellanos. 
Transportada en andas por cuatro mujeres y tras dar media vuelta a la plaza fue instalada frente a la casa consistorial. Debo decir que se echó de menos el tradicional toque de la flauta y el tamboril en una tierra en la que abundan estos músicos.
Ante la imagen desfilaron todas personas que lo desearon cumpliendo con el ritual del “ofertorio”; al pasar junto a la virgen el sacerdote da a besar una placa con la figura de la virgen a la vez que se deposita en una cesta la ofrenda monetaria que cada uno cree conveniente.
Finalizado el ofertorio se retornó con la imagen hacia el templo románico.
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